Lleva tres meses ingresada en un centro de rehabilitación, pero los problemas no dejan de llamar a la puerta de Lindsay Lohan. Su último escándalo: una empleada de la Clínica Betty Ford, donde se encuentra hospitalizada, la ha acusado de agresión, e incluso ha posado ante los fotógrafos mostrando los supuestos golpes que la actriz le habría propinado en el brazo.
La exposición pública del caso, eso sí, le ha costado el puesto a la empleada del centro de desintoxicación, ya que, según ha confirmado un portavoz, "ha violado la confidencialidad de la paciente al conceder entrevistas y enseñar documentos privilegiados a modo de pruebas".
La abogada de la actriz, Shawn Chapman Holley, ha tenido que salir al paso de las informaciones que empezaron a inundar los portales de Internet tras la aparición de las primeras fotos de la presunta agredida. Según Holley, fue la propia Lohan quien llamó a la policía tras una disputa con la enfermera. Y, aunque no quiso dar más detalles de lo ocurrido, la abogada aseguró que la investigación ya está en manos del Departamento delSheriff del Condado de Riverside.
Una decisión judicial mantiene a Lohan en tratamiento por su adicción a las drogas y al alcohol desde finales de septiembre. Se espera que abandone el centro el próximo 3 de enero y que la próxima audiencia de su caso se lleve a cabo en Los Ángeles el 25 de febrero.
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